Saramago. In Memoriam

Ayer fue un día triste. Murió José Saramago. Escritor. Premio Nobel de Literatura. Un hombre inigualable. Un hombre que no se doblegó. Que nos hizo pensar.

Dejó escrito que “sería bueno que cuando nos hacemos adultos lleváramos de la mano al niño que fuimos y éste nos dijera, cuando fuese necesario, no hagas esto ni aquello».

Y decía de sí mismo que ”de gurú no tengo nada por algo muy sencillo: los gurúes no tienen ninguna duda, y yo tengo todas las dudas del mundo, las mías y las de los otros”.

Y sin embargo supo invitarnos a cerrar los ojos y ver a través de sus personajes, aunque estuvieran ciegos. Y supo defender como pocos la lucha por recuperar la lucidez en un mundo insolidario y lleno de crueldad. Apelar a los afectos como única arma válida.

Desde ese estado de duda permanente obró “el prodigio de poner de acuerdo, al menos por una vez, a los irreductibles hermanos enemigos que se llaman Islamismo, Cristianismo y Judaísmo» en un clamor de indignación contra él por atreverse a expresar negro sobre blanco la idea de Dios (o Alá, o Yhavé) como problema, como piedra en medio del camino.

Saramago supo mostrarnos a dios como agente de desunión entre los seres humanos, como pretexto para el odio. Como coartada para el asesinato. Como Padre Todopoderoso protector y Juez que absuelve las peores atrocidades cometidas en su nombre. Nos mostró sin edulcorar y en un tono de humor exquisito al dios ególatra, sanguinario, justiciero, cruel y vengativo que castiga a Caín a vagar por el mundo hasta el fin de los días, a la mujer a parir con dolor y al hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente… el dios que bendice  y declara santas las guerras si son en su nombre.

Era Saramago ateo. Manifestó abiertamente su convencimiento de que no había nada después de esta vida. Pero yo desearía que estuviese equivocado.

Y así espero que esté ahora sentado frente a él, en cualquier recoveco del universo, cantándole las cuarenta a ese dios que permite responder a cañonazos contra las piedras que tiran desesperados los paisanos de su hijo Jesús. Espero y deseo que le esté pidiendo en nuestro nombre, como sólo él sabría hacerlo, explicaciones por todos los muertos que en su nombre han sido. Por el que se inmola invocando su nombre en árabe y por el que, aterrado, tras su muro de hormigón, bajo la estrella de David o el crucifijo le dispara a su hermano y viola su casa, a su madre o a su hermana. Por los millones de niños que mueren de hambre. Por los cientos de miles de mujeres violadas. Por quienes sufren la tortura a manos de salvajes que nos quieren proteger de no se qué otros salvajes. Por el terror de miles de niños soldados y niñas prostituidas. Por quienes explotan y trafican con otros seres humanos. Por el dolor de las madres que pierden a sus hijos. El de los hijos sin madres.

Ojalá esté Saramago equivocado y le pueda preguntar a dios, con la religiosidad que sólo un ateo puede expresar, con la insolencia del caín de su última novela “¿Quién eres para poner a prueba lo que tú mismo has creado?”.  Y lo saque del ensimismamiento en el que lleva siglos postrado.  Y lo obligue a volver su mirada hacia nosotros. Que para algo lo hemos creado.

Ayer fue un día triste para mí, pero me consuela imaginar a Saramago, después de esa conversación con dios, paseando libre, ya sí, de la mano del niño que fue.

Descanse en Paz José Saramago. Premio Nobel de Literatura. Pensador y hombre que no cejó en la búsqueda de un mundo más justo, menos cruel  y más solidario.

11 Respuestas a “Saramago. In Memoriam

  1. María José Pérez

    De los momentos más tristes surgen pensamientos solidarios, cercanos y sentidos. Así he visto tu hermoso homenaje, Benjamín. Me uno a él también.

    Ayer en la Ser sus amigos se unieron para hacer lo que se suele hacer en estos momentos: hablar de él, de sus anécdotas, de las experiencias compartidas,… en un intento de alagar y retener aún más su presencia, su voz, su mirada… Pero algo que no nos enseña la escuela y que tenemos que aprender cuando nos llega es que debemos acompañar y despedir a quien debe partir con la serenidad de quien comprende que la muerte no es más que lo que da sentido a la vida, algo inexorable, muy a nuestro pesar. Y yo quiero despedir a Saramago acompañándole y diciéndole: «Ve tranquilo maestro porque tu palabra, tu humanidad, tus dudas y tu compromiso seguirán en nosotros» Pero como tú dices, ojalá esté ahora con quien queremos que esté y le muestre el libro de reclamaciones escrito con su nobel y serena pluma no vacía de denuncia y solidaridad ante tanta sinrazón y barbarie.

    Por cierto, sólo un gran hombre y por ello sencillo, pudo decir: «Sí me han dado el Premio Nobel ¿ y qué?»

    Anoche quise estar con Pilar y él y no encontré mejor forma que retomar «El año de la muerte de Ricardo Reis». Me quedo con las palabras que él anotó en la portada de su amigo Fernando Pessoa:

    «Si me dijeran que es absurdo hablar
    así de quien nunca existió, respondería que
    tampoco tengo pruebas de que
    Lisboa haya existido alguna vez, a lo que
    yo escrio, a cualquier cosa, sea
    lo que fuere».

    Ve tranquilo José. Un beso Pilar.

  2. Saramago es uno de mis escritores preferido: me encantan la profundidad de sus reflexiones, capaces de explorar lo más íntimo del ser humano, y el ritmo de su narración, capaz de aunar el flujo del pensamiento al más refinado lirismo.

    Entre los escritores vivientes era sin duda mi preferido, con diferencia.

    Ayer me entristeció enormemente su partida, y no sólo porque ya no nos podrá ofrecer nuevas obras, sino porque se ha ido un hombre bueno, un hombre sabio, un hombre cuerdo entre tanta locura que recurre este planeta nuestro.
    Tanto con su obra como con su vida, Saramago nos enseñaba la riqueza de lo esencial, el altísimo valor de la sencillez y el tremendo poder de los sentimientos.

    Ayer se fue un gran hombre, una de esas personas que el mundo tanto necesita y de las que, por desgracia, tanto escasea.

  3. Pienso exactamente igual que tu: por encima de todas sus virtudes como persona y escritor, lo que hace a Saramago un hombre excepcional es su actitud filosófica y vital. Denunciar de una forma valiente y brillante como las religiones, los dioses que nos creamos (o nos crean) en nuestra mente, como muletas de nuestro espíritu, son la principal causa del dolor, el sufrimiento y las miserias de este mundo.
    Gracias por esta bonita entrada Benjamín.

  4. Precioso.
    Con una sensibilidad exquisita has puesto en palabras pensamientos y sentimientos que otros muchos compartimos.
    Sencillamente precioso.

  5. Padre, ahora que leo esto en mi habitacion de Edimburgo, lejos de Los Boliches, me acuerdo del atico, de vosotros y de «Ensayo sobre la ceguera» abandonado en la estanteria… pensar que no me lo he leido. Cuando escape yo de mi exilio y vuelva a veros, le meto mano sin falta!

    Precioso homenaje, con voz clara de tic-tiritero :=)

    Un abrazo

    • Pues sí, ni tú ni tu hermano llegasteis a leer a Saramago. Es una pena porque mira que os lo recomendaba.
      Tu hermano lo bautizó, junto con otros cuantos de mis autores favoritos como «el grupito»… justo los que más le costaba meterles mano.
      Bueno, así es la gran literatura, que no hay tiene una fecha de caducidad para leerla. No es algo sujeto a la moda de un tiempo u otro. Siempre es buen momento para acometer o retomar lecturas pendientes. Aquí están esperándoos. El ensayo sobre la ceguera y unos cuantos más. je, je.
      Un beso hijo.

  6. desde luego saramago era algo diferente pues un buen ejemplo lo daba en ensayo sobre la ceguera niño es estrábico (significa que su moral aún está por enderezar?) el anciano es tuerto pero es un personaje tan lúcido y tan luminoso que no parece que igual que veía a medias es también sólo ciego a medias la joven que es prostituta se esconde tras unas gafas pequeña yoscuras cuando quizá sólo tendría que quitarselas para ser mejor de lo que ella misma piensa el médico es un especialista de los ojos y ciego (la mayor de las ironías) y luego está la mujer del médico una heroína sólo por ser como debe ser una heroína de lo cotidiano, un personaje que simboliza todo lo bueno que hay en el ser humano todo lo que parece que en principio no abunda la fuerza la valentía y sobre todo la generosidad
    Posdata : no pongo las comas, ni mayusculas, ni con algunos verbos escaseado en mi homenaje a SARAMAGO. UN HOMBRE LEAL Y HONRADO
    Un abrazo familia

    • Gracias por tu aportación cuñao y por tus reflexiones aunque no tengan comas ni puntos ni muchos verbos porque se que está hecha con mucho cariño tanto hacia mi que no soy más que un pobre TICtiritero como hacia el inmortal Saramago que es un genio irremplazable.

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